Para situarnos temporalmente, el diagnóstico como tal lo tengo desde octubre de 2022. Sin embargo, la primera vez que escuché «insuficiencia renal» fue en la consulta médica de febrero de ese año. Las analíticas de octubre solo sirvieron para confirmar el diagnóstico.
Antes de febrero de 2022, nunca imaginé que pudiera tener algún problema renal; no era parte de mis preocupaciones. Siempre pensé que podría sufrir un infarto o algo relacionado con el corazón, incluso un ictus, pero jamás una enfermedad crónica renal.
Siempre he tenido problemas de circulación y, desde 2013, más o menos, muchos episodios de ansiedad, incluyendo crisis de pánico.
Intentando encontrar causas a mis problemas de tensión (en un próximo post explicaré cómo descubrí mi hipertensión), creo que este período de ansiedad, sin ayuda médica ni psicológica, fue una gran irresponsabilidad de mi parte y tuvo un impacto negativo en otros aspectos de mi salud. Si alguna vez has tenido ansiedad, sabrás a qué me refiero: el malestar psicológico se convierte en físico, con palpitaciones, nerviosismo constante, insomnio y el miedo a otra crisis, lo que genera más ansiedad, etc.
¿Has oído hablar de la migraña con aura? Pues también la padezco. Pero, curiosamente (esto es sarcasmo), desde que me medico para la tensión alta, no he tenido otro episodio. ¿Existirá una relación? Realmente no lo sé, pero hasta ahora no he tenido otro episodio y lo agradezco.
Para quienes no lo saben, la migraña con aura es un dolor de cabeza precedido por síntomas que varían de persona a persona. En mi caso, veo figuras simétricas coloridas y destellos de luz, se me adormecen los dedos meñique y anular y, a veces, la mitad de la boca y la lengua. La primera vez que me ocurrió fue alrededor de 2012 y terminé en urgencias pensando que podría ser un ictus. Afortunadamente, los análisis, incluido un TAC, indicaron que no era así.
Dado mi historial médico, nunca consideré que el riñón pudiera ser un problema en mi. No sufrí de infecciones urinarias hasta los 37 años, nunca he tenido quistes renales ni cálculos en el riñón. Sin embargo, cuando me diagnosticaron, miré hacia atrás y tomé conciencia de que bebía poca agua, que me gusta más la sal que el azúcar (hasta el punto de comer frutas con sal), y que el ejercicio no es una de mis actividades favoritas. Por eso escribo este blog: para que, si alguien lo lee, tome conciencia de la importancia de cuidar un órgano tan delicado y silencioso como el riñón. Los riñones no avisan de su deterioro hasta una etapa muy avanzada, y tampoco se nos enseña cómo interpretar una analítica para detectar signos tempranos de problemas.
Subiré información sobre cómo interpretar las analíticas en «Inforenal». También compartiré cómo mis análisis indicaban una disminución en el filtrado glomerular, pero ni a mi médico le saltaron las alarmas, ni yo sabía interpretar esa parte de los análisis.