En mi post anterior os habla sobre mi nulo conocimiento sobre la enfermedad renal. No era algo que se hablara en mi entorno porque, hasta hora, no existían antecedentes de este tipo de enfermedad en mi familia.
De lo que sí tenía conocimiento o, mejor dicho, había escuchado con recurrencia era de la hipertensión arterial, pero a pesar de mis antecedentes familiares, tampoco le presté especial atención, supongo que antes de los 40 son pocas las enfermedades que, a consciencia, crees que puedes tener.
No fue hasta un viaje a Chile para ver a mis padres que no supe que tenía la tensión alta (consejo no pedido: siempre pide a tu médico que te tome la tensión o presión arterial, es parte del protocolo médico en muchos países, pero a veces no es de obligado cumplimiento). Mi padre, como buen hipertenso, me tomo la presión como medida de cuidado, mi hermana menor también es hipertensa, y descubrimos que yo tenía la tensión en 15-9, se nos encendieron las alarmas, pero aún yo pensaba que podía ser momentáneo. Cuando llegué a casa de mi madre, también hipertensa, me tomé la presión nuevamente y obtuve el mismo resultado que en casa de mi padre, 15-9. Inmediatamente pedí cita con mi médico de cabecera para visitarlo en cuanto llegara a Barcelona.
Una semana después de mi llegando a Barcelona, me dirigí a la cita con mi médico. En la sala de espera estaba particularmente nerviosa y con una sensación extraña en mi cuerpo, más que nerviosa alterada. Cuando fue mi turno, le comenté a mi médico sobre la hipertensión que creía tener y me tomo la tensión, ¡¡estaba a 19-13!!, es decir, en crisis hipertensiva.
Me intentó bajar la presión y el nerviosismo que tenía con medicación, pero no bajaba. Me dijo que mejor me fuera a un CUAP (un centro médico público más habilitado, pero no llega a ser un hospital) Cuando llegué siguieron intentando bajarme la tensión con medicamentos, pero seguía sin regularizarse así es que me derivaron a un hospital, en el que luego de unas 3 horas lograron estabilizarme.
Producto de todo esto me tomaron análisis de sangre y orina que dieron como resultado una Enfermedad Renal Crónica. También me realizaron una ecografía de ambos riñones para descartar malformaciones, tumores o cualquier anomalía estructural, un mapa cardiaco y más análisis de sangre y orina.
Es así como en octubre del 2022 me aclararon que estaban completamente seguros que tenía una enfermedad renal, pero de causa desconocida. No tenía una enfermedad autoinmune subyacente, ni cálculos renales. No podían asegurarme si mi hipertensión había causado la ERC o la ERC había causado la hipertensión.
Buscando más información en mis análisis anteriores vi que en 2017 ya tenía un filtrado glomerular bajo. Recordemos que se considera normal un filtrado superior a 100 en personas de 45 años y que la Enfermedad Renal es un filtrado inferior a 60, yo en este momento presento 56, pero en 2017 tenía un filtrado de 85, es decir, ya no estaba dentro de un rango de completa normalidad o sanidad, por otra parte, mi filtrado bajó casi 30 puntos en 5 años. Considerando que a partir de la adultez el filtrado puede llegar a bajar un punto por año, lo mío fue un proceso, por decir algo, acelerado.
Una vez recibí el diagnóstico definitivo, me bajo la moral, estuve una semana con mucha incertidumbre, ya que no se indicaron medidas, creo que medicina preventiva aún no ha hecho su aparición en el sistema público español, así es que la información y algunas medidas las iba descubriendo en internet, pero como decía más arriba tuve una semana difícil, con ansiedad y miedo por lo que vendría. Luego de ese primer momento decidí tener un papel activo y comencé a tomar medidas en mi alimentación, el ejercicio y el control de mi hipertensión. Os seguiré contando en el próximo post.